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Se cumple el aniversario de la infame ejecución de Servet por los Calvinistas de Ginebra

Michael Servetus quemado en la hoguera - 27 de octubre de 1553

Esta semana marca el aniversario de cuando el Concilio de Ginebra dominado por la Reforma hizo quemar en la hoguera al controvertido médico Michael Servetus por herejía.

Nativo de España que era conocido por la práctica médica, Servet se había hecho enemigos tanto de la Iglesia Católica Romana como de los protestantes por sus diversas afirmaciones, incluida la negación de la Santísima Trinidad y su creencia de que él mismo era el Miguel descrito en los libros bíblicos de Daniel y Apocalipsis.

Mientras huía de la persecución en Francia, Servet estaba en la Ginebra de Juan Calvino y fue arrestado por las autoridades, condenado a ser ejecutado por herejía y finalmente quemado en la hoguera.


En la página 327 del libro Los Herejes, de Walter Nigg, sigue diciendo sobre la ejecución de Servet: “Alrededor de los pies de Servet se puso madera semiverde y se le colocó sobre su cabeza una tiara espolvoreada con azufre. Tomó mas de treinta minutos darlo por muerto en semejante fuego. Mientras que otros relatos aseguran que fueron tres horas. Cuando lo llevaban para ser ejecutado, Farel el amigo de Calvino, caminaba junto al hombre condenado, y mantenía un constante ataque verbal, con total insensibilidad a lo que Servet podría estar sintiendo’.

“Todo lo que él tenia en mente era arrancar del prisionero un reconocimiento de su error teológico. Unos minutos después de esto, Servet dejo de responder y oró en voz baja para sí mismo. Cuando llegaron al lugar de la ejecución, Farel le dijo a la muchedumbre expectante: ‘Aquí ustedes pueden ver, cuánto poder posee Satanás cuando tiene a una persona bajo su dominio. Éste hombre es un distinguido erudito, y él quizás creyó que estaba actuando correctamente. Pero ahora Satanás lo posee completamente, como podría también poseerlos a ustedes, si cayeran en sus trampas’.
“Cuando el ejecutor empezó su trabajo, Servet susurró con voz temblorosa: ‘¡Oh Dios, Oh Dios!’. El frustrado Farel exclamó exaltado ‘¿No tienes nada más que decir?’. A lo que Servet respondió: ‘¡Qué otra cosa podría hacer, sino hablar con Dios!’. Entonces, fue levantado y colocado en la hoguera y encadenado a las estacas. Una corona espolvoreada con azufre fue colocada en su cabeza. Cuando los haces de leña fueron encendidos, un lamento penetrante de horror salió de él. ‘¡Misericordia, misericordia!’ - clamaba. Por más de media hora la horrible agonía continuó, porque la pira se había hecho de madera semiverde y se quemaba lentamente. ‘¡Jesús, Hijo del Dios eterno, ten misericordia de mí!’. Exclamó el hombre atormentado en medio de las llamas...”
Por otra parte sigue diciendo sobre esto mismo en la página 116 del libro de Samuel Fisk, Recordando las sendas Calvinistas: “Sin embargo, la agonía fue prolongada. Parece ser que en el caso de Servet fue usada madera verde, por eso fue que transcurrieron tres horas antes de que él fuera declarado muerto”.
Y leemos en la página 160 del el volumen tercero de la Historia de la Iglesia Cristiana por Henry C. Sheldon: “Que Calvino y Farel vieron, en su negativa a retractarse, sólo la obstinación de un hereje incorregible y blasfemo... No obstante, debemos reconocer en él la fuerza de su convicción. Él se retractó de su primera herejía con respecto a Trinidad, perdonó a sus enemigos y pidió perdón incluso a Calvino... Pero este hombre fue silenciado, ¡y a qué precio! El humo y las llamas que ascendieron sobre el cuerpo torturado de Servet, todavía proyectan una luz tenebrosa sobre la figura de Calvino”.
Y dice en la página 214 del libro de Roland Bainton, Hereje Atrapado: “En ninguna parte de la Biblia podemos ver algo como esto. El ladrón agonizante, el carcelero de Filipos y Cornelio, fueron todos salvos por una fe muy básica y confianza obediente en Jesús. La Biblia declara en Hechos 2:21 y Romanos 10:13: ‘Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo’ al igual que está registrado en Lucas 23:42,43, que cuando el ladrón le ‘... Dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso’, a pesar de todo esto, Farel consideró que Servet no había sido salvo al final de su vida”.
Y leemos en la página 326 del libro Los Herejes, de Walter Nigg: “Así como las autoridades católicas romanas en 1415 quemaron a John Hush en la estaca por razones doctrinales, John Calvino de manera similar quemó a Miguel Servet en la estaca. Sin embargo, muchos teólogos e historiadores se preguntan: ‘¿Pero fue realmente la doctrina el único problema? ¿No sería que había otra razón, una razón política?’.

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