Xi Jimping y el foro de Davos imponen la agenda 2030 sobre la mesa "Estados Unidos no será mas la PRIMER POTENCIA MUNDIAL"
A la infame censura y dictadura en las redes , se ha añadido tan sólo un mes después un proyecto, lo que hoy llaman agenda, típicamente comunista y cuyo propósito es acabar con la libertad en el mundo mediante la prohibición de la propiedad. Y con un límite que asusta, 2030.Si los totalitarios están empeñados en anunciar su inmediato dominio mundial, en sólo nueve años, los demócratas están aún más empeñados en no oírlo, en hacer como que no ha pasado nada, o en hacernos creer que, si nada hacemos, nada pasará.
El discurso de Xi Jinping no debe ser tomado a broma, ya que se proclama vencedor de la crisis mundial . Y si dice “nada volverá a ser como antes” debe entenderse que China ya no admitirá que ningún país, empezando por los Estados Unidos, discuta su poder militar, ni económico, ni político. Biden no envió a nadie a Davos, como era costumbre en presidentes anteriores. Pero ahora sabemos, gracias al New York Post , que se hacían negocios con Xi Jinping. Con el historial de la familia Biden podemos estar seguros que Pekin tendrá con que ponerlos en aprietos ante la opinión pública con escándalos.
Desde la caída de Sendero Luminoso en Perú no ha habido en ningún país democrático y en presencia de los máximos líderes occidentales una proclama comunista contra la libertad, una profecía totalitaria, como la proclamada en Davos por tres agentes siniestros.
El primero es el Foro Económico Mundial, un coloquio de economistas progresistas . Xi Jinping fue recibido así por el fundador Klaus Schwabb:
"Tenemos que comenzar una nueva era global y contamos con usted. Muchas gracias, señor presidente, por esta declaración de principios y por recordarnos que somos parte de una comunidad global que comparte el mismo futuro común"
Xi Jimping tiene a dos millones de presos en campos de concentración, ha decretado la pena de muerte para cualquiera que informe extra oficialmente sobre el origen del covid; de hecho, ha eliminado a bastantes de los que lo denunciaron. Protegido por su la OMS , dejó propagarse el virus por todo el mundo nada menos que dos meses. Pero se proclama “vencedor de la crisis” y dice que “nada volverá a ser como antes”. Y ante su poder, sin límites y sin limitaciones, se arrodilla el Occidente servil, ciego y desnudo.
Su discurso, arrogante y falaz, fue de puro autobombo comunista, y como era de esperar pidió un gobierno mundial en temas de economía, salud y cambio climático :
"En China estamos siguiendo el camino hacia un país socialista moderno. Ahora, desempeñaremos un papel más activo para fomentar una globalización económica mundial que sea más abierta, inclusiva, equilibrada y beneficiosa para todos”.
¿Alguien puede creer, que China piensa respetar en los demás países las libertades que proscribe en el suyo? ¿Alguien puede creer en que favorecerá un comercio internacional justo, es decir, con reglas respetadas por todos, donde no haga trampas?
Pero el mayor efecto de Davos no ha sido el silencio de Merkel, que se niega a apoyar a los disidentes de Putin porque considera más importante los acuerdos con Rusia en materia energética.
El mismo discurso que se repite en el mundo de progresistas que intentan llevar a cabo “el gran reseteo”, la autocrítica y el lavado de cerebro comunistas de siempre, Macron, ha deducido que el Capital es malo: “saldremos de esta pandemia sólo con una economía que piense más en las desigualdades”; “El modelo capitalista, la economía abierta no pueden funcionar en este entorno”; “El capitalismo ha garantizado hasta ahora el crecimiento, pero al precio de la desigualdad”
El papa Francisco viene diciendo el mismo discurso en contra de la libertad que existe en el capitalismo, lo cual no es coincidencia, a la vez que se opone tibiamente y tarde sobre el aborto que se legalizó en su propio país.
Está a la vista que Taiwan y Corea del Sur, países capitalistas, han salido mejor que Francia o España de esta crisis, que aún no han salido. Y Venezuela es la prueba de cómo el comunismo empeora incluso las peores crisis.
Ni el comunista más necio puede sostener esto sin estremecerse. La historia de los países comunistas es la de la destrucción del medio ambiente más salvaje que se recuerda. Los bosques de propiedad privada están más seguros que los de propiedad estatal en casi todo el mundo, y sólo donde existe el imperio de la Ley, en las democracias liberales, puede legislarse en serio y actuar contra los depredadores ecológicos. Nadie contamina más que la China comunista.
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