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El filósofo que mas odiaba a Charles Spurgeon: Friedrich Engels el amigo de Carl Marx

El pastor Charles Spurgeon, en el apogeo de su popularidad, en 1857, a petición de la reina Victoria predicó a una multitud de veinticuatro mil personas, en el imponente Palacio de Cristal con su sermón sobre el primer día de la creación.

Para comprender la influencia espiritual del predicador Spurgeon, deberiamos comparar su ministerio con el del evangelista Billy Graham. Pero no todos estaban conforme con el mensaje biblico del predicador. La hija del filósofo Carl Marx, quien junto a su compañero el filósofo Engels, fueron responsables del comunismo que azotó la humanidad, revelaria que que este último (Engels) odiaba a Spurgeon. 

Es extraordinario saber que tanto Karl Marx (1818-1883), Friedrich Engels, al igual que Charles Spurgeon (1834-1892), vivieron y trabajaron en la misma ciudad en la misma época de su gran apogeo. Ambos, con visiones extremadamente opuestas de la humanidad, presentaban las razones discursivas a los oyentes, en busca de objetivos con una cosmovisión completamente distintas. Pero mientras Marx predicaba la salvación a través del odio de clases, y una revolución sangrienta, Spurgeon, al otro lado de la ciudad, predicaba el amor de Dios para la salvación a través de la sangre y la gracia de Jesucristo en la cruz. 

El conocimiento entre estos exponentes, era evidente. Tal cual el filósofo compañero de Marx, Friedrich Engels, hizo saber que detestaba a Spurgeon como a nadie en la tierra, y así lo hizo saber en sus confesiones a la hija de Marx. 

Dentro de los entretenimientos familiares del siglo XIX, se encontraba un juego cultural de la época, que consistían en un cuestionario que las niños realizaban a los mayores de la casa. Laura y Jenny, las hijas de Carl Marx, amaban las "confesiones", el pasatiempo de salón que era muy popular en la Inglaterra victoriana.

Las hijas , realizaron diversos cuestionarios a su padre , y a su tío postizo, Friedrich Engels, en la actualidad, estos cuestionarios se lo conocen con el nombre de Cuestionario de Proust. 

Los cuestionarios, fueron realizados por Jenny en 1865, y anotados por Laura Marx en inglés; traducidos posteriormente al francés por su marido Pablo Lafargue. 

Cuando la hija de Karl Marx le preguntó a Friedrich Engels “¿a quién odiaba más?”, Engels respondió: “Charles Spurgeon”.

¿Por qué uno de los creadores del manifiesto comunista odiaba a un famoso predicador del Evangelio?

Porque predicaba que el problema de la sociedad no está en la lucha de clases, sino en el corazón humano. Que el centro de todo no es el hombre, sino CRISTO. Que nuestras libertades no las define el estado, sino la soberania del Señor.

Marx afirmaba que la religión era el opio de los pueblos. En el manifiesto comunista manifestaria que “El comunismo suprime las verdades eternas”, también declaró en el mismo documento. “Suprime toda religión, y toda moral, en lugar de constituirlos sobre una nueva base…”

Aunque no hay indicios de que Marx, Engels y Spurgeon se hayan conocido, es casi seguro que cada uno era consciente del otro, y de la naturaleza irreconciliable de los mensajes que cada uno proclamó. 
Mientras que la fama de Spurgeon eclipsó la de Marx y Engels durante las décadas de 1850 y 1860, el mensaje de salvación secular de Marx ganó prominencia después de la publicación del primer volumen de Das Kapital en 1867. Y es en el período posterior a 1870 que Spurgeon comienza a tomar nota de la filosofía de Marx.

Para Spurgeon, el cristianismo no es simplemente un accesorio para la vida de un hombre; debe definirlo. Por lo tanto, la política de un hombre es simplemente la manifestación externa de las convicciones de su corazón. El socialismo, sabía Spurgeon, era mucho más que una cuestión económica o política. Es una cuestión espiritual, aunque solo sea porque niega la existencia misma de lo espiritual. Podríamos decir que la filosofia marxista esconde un fuerte aspecto del ateísmo disfrazado de filosofía política.

En un sermón sobre el Salmo 118 en junio de 1878, Spurgeon hizo una predicción tentativa a su congregación:

El racionalismo alemán, que ha madurado hasta convertirse en socialismo, puede contaminar a la masa de la humanidad y llevarla a derribar los cimientos de la sociedad. Entonces los “principios avanzados” se mantendrán en el carnaval y el pensamiento libre [es decir, el ateísmo] se llenará de vicio y sangre que fueron hace años la insignia de “la edad de la razón”. No digo que será así, pero no debería sorprenderme si sucedió, porque hay principios mortales en el exterior y ciertos ministros los están difundiendo.

En un sermón sobre Isaías 66 en abril de 1889, Spurgeon, reconociendo que muchos habían confundido el Evangelio de Jesucristo con la imitación barata y secular proclamada por Marx y sus semejantes, tronó desde su púlpito:

Durante muchos años, por las grandes verdades antiguas del evangelio, los pecadores se convirtieron, y los santos fueron edificados, y se hizo saber al mundo que hay un Dios en Israel. ¡Pero estos son demasiado anticuados para la actual raza culta de seres superiores! Van a regenerar el mundo por el socialismo democrático, y establecer un reino para Cristo sin el nuevo nacimiento o el perdón del pecado. Verdaderamente el Señor no ha quitado a los siete mil que no han doblado la rodilla ante Baal…
El evangelio de los últimos días no es el evangelio por el cual fuimos salvos. A mí me parece una maraña de sueños en constante cambio. Es, por la confesión de sus inventores, el resultado del período, el monstruoso nacimiento de un “progreso” jactancioso, la escoria del caldero de la vanidad. No ha sido dado por la revelación infalible de Dios, no pretende haberlo sido. No es divino, no tiene una Escritura inspirada a sus espaldas. ¡Es, cuando toca la Cruz, un enemigo! Cuando habla de Aquel que murió en ello, es un amigo engañoso. Muchas son sus burlas de la verdad de la sustitución, está enojado por la mención de la preciosa sangre. Muchos púlpitos, donde Cristo una vez fue elevado en toda la gloria de su muerte expiatoria, ahora está profanado por aquellos que se ríen de la justificación por la fe. De hecho, los hombres no deben ser salvos ahora por fe, sino por la duda. Aquellos que aman a la Iglesia de Dios se sienten pesados de corazón porque los maestros del pueblo los hacen errar. Incluso desde un punto de vista nacional, los hombres de previsión ven motivo de grave preocupación.


Mientras Spurgeon ejercía su ministerio, el grupo conocido como la Sociedad Fabiana se organizó en 1884 con el propósito de promover las ideas de Karl Marx y Friedich Engels, y establecer a Inglaterra como un estado socialista. Los religiosos liberales bautizaron las ideas fabianas y lo llamaron “evangelio social”.
Los socialistas originales basados en el sistema ateo de Marx, intentaron suplantar la fe porque la odiaban.




Marx y Engels, pertenecían a esa categoría de hombres que Romanos 1 llama “odiadores de Dios”. Uno simplemente no establece ídolos y altares si es cualquier otra cosa, y eso es precisamente lo que es el socialismo: un dios falso establecido contra el único Dios verdadero en un gran acto de desafío, ofreciendo a los hombres una versión falsa de la salvación. El propio Marx no ignoraba lo fácil que algunos confunden lo auténtico con lo falso, y trató de explotarlo. “Nada”, escribió en El Manifiesto Comunista, “es más fácil que darle un tinte socialista al ascetismo cristiano”.

Por esta razón, Spurgeon combatió a Marx y sus ideas al igual que el apóstol Juan se había opuesto una vez a Cerinto y Agustín había utilizado su formidable intelecto para enfrentarse a Pelagio. Así como Spurgeon lucho en contrapuesto al socialismo, Rusia, 50 años después, poseía un gran vacío en la contraposición al socialismo marxista de Lenin, el cual creció debido a que no tenía grandes contrincantes ideológicos y en el caso de Spurgeon, espirituales con la cosmovisión incolumne de la palabra de Dios.

“Se han probado grandes esquemas de socialismo y se han encontrado fallidos”, lamentó Spurgeon en otro sermón. “Busquemos la regeneración por el Hijo de Dios, y no buscaremos en vano”.


En conclusión ¿Por qué Engels lo odiaba tanto? Porque Spurgeon, estaba desviando a la clase trabajadora urbana de Inglaterra del socialismo revolucionario ateo, al Evangelio de CRISTO.


*1 Fragmentos de este artículo fue publicado originalmente en www.larryalextaunton.com 

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